Esto que veo. Esto que leo. Esto que siento. Esto que escribo. Estoy que soy.

lunes, diciembre 06, 2010

Semana 21, 22 y 23: Un descanso verdadero


La vida es la única enfermedad de la que tenemos absoluta seguridad de que vamos a morir.

Sí, de nuevo Amos Oz. Y de nuevo debo decir que se trata de una gran novela. Mucho más que No digas Noche. Mucho más. De verdad que me tiene sorprendida la sabiduría vital, porque no encuentro otra forma de llamarle, con la que impregna a sus personajes y tramas este hombre. Sea en forma cuestión de dudas, de reflexiones, de certezas. Sin culpa ni prisa alguna me tomé tres semanas para rumiarlo, porque prácticamente cada página está llena de frases y situaciones que te hacen sentir como entre una charla sesuda y a la vez cercana, entrañable, comprensible. Sin importar que el escenario sea el Israel de los años 60.
Hijos de la generación que luchó por la constitución del Estado de Israel, dos hombres jóvenes, Yonatán y Azarías (este más bien es ruso), quieren ni más ni menos que lo que el otro tiene (¿y quién no ha deseado precisamente lo contrario a lo que vive?). El primero, conocer y vivir el ancho mundo, sin atadura alguna; ese que sucede allá afuera (en este caso, del kibbutz en el que vive). El otro, anclarse a como dé lugar a una comunidad, beberse la cotidianidad (en este caso, el kibbutz al que llega a vivir), fundirse en ella. Porque cada uno es miserable con su estado actual. En medio de ellos está Rimona, la esposa de Yonatán; la familia de este, cuyo padre es secretario del kibbutz y toda una comunidad que opina, desopina y se remueve a raíz del peculiar triángulo que terminan por conformar Yonatán-Rimona-Azarías. Pero, ¿quién sabe más que uno mismo lo que verdaderamente le conviene? Lo que le hace falta para saciar la búsqueda individual. ¿Qué es válido? ¿Qué no? ¿Por qué el camino no es el mismo para todos? ¿Por qué lo que para uno funciona para el otro no? Ufff. Cuántos grandes y elementales temas humanos contenidos en una historia tan simple.
Lo digo ya: Un descanso verdadero es uno de los libros que más me ha resonado este año. De los que he leído, pues. Y ya no hay duda, Amos Oz se ha sumado a la lista de mis autores más entrañables. Y es uno de los escasos autores que me han sembrado auténticas ganas de escucharlos hablar en persona.

Película 140: Brigh Star (52 Muestra 22/22)


La trama: La tórrida historia de amor entre el poeta romántico John Keats y Fanny Brawne.

Opino que: Es un bomboncito fílmico, aunque no se trate de ninguna trama ajena a previas películas de época. Aunque uno sepa el desenlace desde el primer momento. Pero una fanática del género siempre agradecerá una que esté bien producida (¡la ropa!) y dirigida. Un romance tan bien contado que se saborea. Y si algo logró Jane Campion es de veras encogerme el corazón cuando Fanny finalmente recibe la noticia de la muerte de John. Qué duro debe ser perder a la persona que amas.

jueves, diciembre 02, 2010

Película 139: Tender Son The Frankestein Project (52 Muestra 21/22)


La trama: una relectura de Frankestein.

Opino que: Es justo lo que no debes hacer a la hora de reinterpretar una obra tan conocida. Y he aquí otro director enamorado de su locación y de su actor principal, al que le instruyó no quitar en ningún momento su tortuosa cara de compungido.

miércoles, diciembre 01, 2010

Película 138: Tetro (52 Muestra 20/22)


La trama: La descompostura del crucero en el que trabaja como mesero le sirve de pretexto a Bennie para visitar a su hermano no visto desde la infancia, Tetro, quien vive en Buenos Aires con su mujer. Un encuentro que desempolva los agrios recuerdos familiares.


Opino que: Se le pasó de tueste la forma de contar el drama a Francis Ford Coppola. Lo suficiente para que uno salga con el espíritu un tanto abigarrado del cine, más que movido. Porque con todo y que el drama familiar existente sí da para desgarrarse las vestiduras con Tetro (debo aclarar que el tema de los secretos familiares me apasiona), uno nunca logra experimentarlo del todo. O no de forma sostenida, pues. Y vaya si lidiar con un padre famoso, engreído y anulador de su estirpe es una gran trama. Quizás es que de pronto hay tanto en las escenas, en los flashbacks, en esas contemplaciones artísticas que sirven de conexión entre un momento y otro, que se le enfría a uno la sopa. Eso sí: la manufactura es im-pe-ca-ble. La ambientación, la iluminación, los encuadres... Pinche artesano grandilocuente que es el tipo.

Película 137: You Will Meet a Tall Dark Stranger (52 Muestra 19/22)



La trama: Las peripecias y bandazos emocionales de Helena y Alfie tras separarse, así como las de su hija Sally y su esposo Roy.

Opino que: Sin duda, las expectativas estorban para ir a ver una película. Y lo digo porque acudí a la sala con el ánimo de reírme, como lo he hecho en abundancia con otros filmes de Woody Allen y su humor tan sardónico y apreciable. Pero no, salvo por algunos momentos (como la escena en la que Sally tiene migraña y su madre irrumpe en su departamento; la charla en la taberna entre Roy y sus amigos; la respuesta final de Helena sobre el préstamo que Sally le ha pedido), no logré engancharme con la historia entera. No sé... me transmitió la misma sensación de panqué falto de polvo para hornear que Scoop. Qué le va a uno a hacer. Lo

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Tarde o temprano, la vida te lleva —o te obliga, más bien— a ir dejando por el camino un sinfín de equipaje. Lo que crees, piensas, sientes, percibes... siempre tiene caducidad. Y yo, simplemente, quiero ir cada vez más ligera. Si no es mucho pedir.

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