Esto que veo. Esto que leo. Esto que siento. Esto que escribo. Estoy que soy.

domingo, enero 16, 2011

Dieta menos rigurosa

Con la semana 26 se terminó el periodo lectoril y cinéfilo (rubro en el que perdí por completo el ritmo) del 2010. Llevamos ya casi tres semanas de este 2011 y yo no he abierto ni un libro ni un DVD ni ido al cine. Espero que conforme avancen los días, la tendencia cambie. Al menos en cuanto a libros se refiere. Me queda claro que dado que me sumergiré en un retiro personal, las salas de cine no serán un lugar muy frecuentado. Pero prometo ir escribiendo conforme lea, aunque no sea mucho.

Semana 25: Orgullo y prejuicio y zombies


Si uno lee este libro con la magia novelista de Jane Austen en la misma habitación mental, sospecho que la experiencia puede ser traumática, porque Orgullo, prejuicio y zombies carece del ritmo hipnótico que tiene la historia original de Austen. Pero si uno lo abre a sabiendas de que se trata de un libro hecho para disfrutarse y carcajearse con los ajustes ninjas que incluye, se pasará un rato más que divertido mientras las hermanas Bennet patean traseros y degollan zombies. Y, claro, romancean. Así que olviden las comparaciones literarias, porque evidentemente Seth Grahame-Smith sale perdiendo.

Semana 24: Orgullo y prejuicio


Pocas autoras como Jane Austen para envolverte en semejante aura de verdadera tensión romántica, sin importar cuánto conozcas sus historias. Y pocos personajes masculinos que te hacen vibrar el corazón como Fitzwilliam Darcy. Siempre será una golosina digna de refugiarse bajo las cobijas hasta devorar cada una de sus páginas, para cerrar el libro y saber que, a pesar de algunas absurdas convenciones sociales (y qué ojo el de Jane Austen para retratar actitudes que aún existen), el amor del bueno sí es posible. ¿Algo más que decir? No. Sería redundante de mi parte.

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Tarde o temprano, la vida te lleva —o te obliga, más bien— a ir dejando por el camino un sinfín de equipaje. Lo que crees, piensas, sientes, percibes... siempre tiene caducidad. Y yo, simplemente, quiero ir cada vez más ligera. Si no es mucho pedir.

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