Este es justo el tipo de películas que si yo fuera guionista me gustaría escribir. Nada de grandilocuencias de alfombra roja. No. Yo me quedo con las modestas y entrañables joyitas de bajo presupuesto. De Wonder Boys, más allá del ambiente escritoril, me hacen reír muchos detalles. Aquí, algunos, los que caché esta vez:
-El monólogo de Michael Douglas, en su papel del Prof. Tripp, con el que arranca la película: "Estaba distraído. Quizás tenía que ver el hecho de que mi esposa me había dejado esa mañana... Quizás no. Esposas me habían dejado antes".
-El travesti gigante con el que amiga Terry Crabtree (Robert Downey Jr.) en el avión. Me encanta que él y Douglas tengan que alzar la cabeza para verlo a los ojos.
-Poe, el perro ciego, y todo lo que es de él.
-La horripilante bata rosa que usa el Prof. Tripp.
-Su justificación para pachequearse full time: "Aclarar su mente".
-Cómo empieza el discurso de Q. en la inauguración del WordFest: "Yo... soy escritor". Y el aplauso atronador del público.
-La escena del Renault 5 que sale disparado, con Crabtree al volante y el mamotreto de más de 2 mil páginas del Prof. Tripp incluido. Es hi-la-ran-te. Contagia lo mismo conmoción y liberación que carcajadas.
-El gag de Vernon y Oola. Ya no digamos los nombres en sí.
-El sarcasmo que salpica los diálogos. Esas bromas ácidas y lacónicas tan disfrutables.
Y, encima, el soundtrack es una chulada. "Things have changed", de Bob Dylan, es de las pocas canciones que me hacen bailar deep-deep-inside.
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