Esto que veo. Esto que leo. Esto que siento. Esto que escribo. Estoy que soy.

martes, agosto 03, 2010

Semana 7: Intimidad


–He estado intentando convencerme de que abandonar a una persona no es lo peor que se le puede hacer. Puede resultar doloroso, pero no tiene por qué ser una tragedia. Si uno no dejase nunca nada ni a nadie, no tendría espacio para lo nuevo. Sin duda, evolucionar constituye una infidelidad..., a los demás, al pasado, a las antiguas opiniones de uno mismo. Tal vez cada día debería contener al menos una infidelidad esencial o una traición necesaria. Se trataría de un acto optimista, esperanzador, que garantizaría la fe en el futuro..., una afirmación de que las cosas pueden ser no sólo diferentes, sino mejores.

Las relaciones de pareja nunca son sencillas. Puede que mucho menos si se han cargado en exceso del paso de los años, de rutinas mecánicas y de cotidianidad familiar. De amor menguado. Que entonces lleguen a resultar prisiones de máxima seguridad de las que sólo se piensa en escapar a como dé lugar, es lo obvio. ¿Así se abandone y se marque de por vida a un par de hijos en el camino? (¿qué es peor para un hijo: el ejemplo perpetuado de frustración o la dolorosa enseñanza de serse fiel como persona?) Con algo así es con lo que lidia Jay, el cuarentón promedio que usa Hanif Kureishi para cuestionar con franqueza brusca y bastante humor crudo los valores familiares imperantes, la felicidad fabricada de las clases medias, la hipocrecía de muchas de nuestras convicciones.
De lo que uno también deduce (más allá de preguntarse el estado de su relación de pareja) que las crisis vitales eventualmente nos alcanzan, y más nos vale ser suficientemente honestos con nosotros mismos para no dejarnos engullir por las circunstancias y condenarnos a la insatisfacción. O vivir con ello cada día.



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Tarde o temprano, la vida te lleva —o te obliga, más bien— a ir dejando por el camino un sinfín de equipaje. Lo que crees, piensas, sientes, percibes... siempre tiene caducidad. Y yo, simplemente, quiero ir cada vez más ligera. Si no es mucho pedir.

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