Esto que veo. Esto que leo. Esto que siento. Esto que escribo. Estoy que soy.

lunes, noviembre 22, 2010

Película 125: Anticristo (52 Muestra 7/22)



La trama: Un matrimonio que debe enfrentar la pérdida de su hijo. Con eso tienen.

Opino que: Si se cuenta con unas tripas capaces de soportar un relato salvaje, se desquita por lo alto el boleto. Si algo le sale maravillosamente bien a Lars von Trier (además de exprimirle hasta la última gota de talento a sus actores) son los excesos emocionales, que en Anticristo alcanzan verdaderos niveles de horror. Un horror peculiarmente bello, diría yo, aunque ello suene un tanto difícil de conciliar. Pero no encuentro otro modo de llamar a esa espiral de dolor, rabia, desesperación, culpa, impaciencia, frenesí, éxtasis y tantas otras emociones en la que te envuelve hasta el último minuto. Sin verdadera tregua. Pero al mismo tiempo sin extenuarte del todo.
Yo diría además que contados directores son capaces de generarte la sensación de ese golpe sordo y seco que provoca la pérdida de un ser querido. Y este tipo, con una escena sencilla pero harto contundente y apoyado en una Charlotte Gainsburg rompe-madres, te mete justo ahí. Y ya no te suelta. Es cierto que uno podría enredarse de más tratando de aterrizar el significado de tanto simbolismo que le da por poner a Lars von Trier, pero son exquisiteces. Yo lo que le admiro es que se trata de un relato que no te deja salir intacto de la sala de cine.

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Tarde o temprano, la vida te lleva —o te obliga, más bien— a ir dejando por el camino un sinfín de equipaje. Lo que crees, piensas, sientes, percibes... siempre tiene caducidad. Y yo, simplemente, quiero ir cada vez más ligera. Si no es mucho pedir.

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