
Prometía tanto (por el tema) y falló en igual proporción. Pero para un día en el que la neurona no tiene la menor intención de desplazarse, da lo mismo si está buena o no. La verdad innegable aquí retratada es la exasperante necedad femenina (incluso para nosotras mismas) de darle infinitas vueltas hasta al detalle más simple. Que somos adictas al drama, pues.
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