Esto que veo. Esto que leo. Esto que siento. Esto que escribo. Estoy que soy.

jueves, junio 17, 2010

Semana 3: El mejor humor inglés


Esta es una recopilación de relatos firmados por autores británicos, confeccionada a propósito de los 40 años de Anagrama. El responsable: Jorge Herralde. Los compendiados: P.G. Wodehouse, Saki, Evelyn Waugh, Tom Sharpe, Roald Dahl, Alan Bennett, Julian Barnes, Martin Amis, Ian McEwan, Douglas Adams y Nick Hornby. El humor, claro, está más que garantizado. Yo debo confesar que, en muchos casos, por tratarse no precisamente de relatos necesariamente sino de extractos de historias más largas, me quedé con ganas de... más, sí. Aunque supongo que esa es la intención. O al menos una de ellas. Fuera de ello, me quedo con el exquisito relato de Roald Dahl, Cordero asado (p.54) y con el de Ian McEwan, Fabricación casera (cuyo final es todo menos humorístico). Y abajo les reproduzco un deleitable fragmento de El loro de Flaubert, escrito por Julian Barnes (p.77):

–¿Los libros no escritos? No son motivo de resentimiento. Ya hay demasiados libros. Además, recuerdo el final de L'Éducation sentimentale. Frédéric y su compañero Deslauriers vuelven la vista atrás para contemplar sus vidas. Su último y favorito recuerdo es el de una visita a un burdel realizada hace muchos años, cuando ambos todavía eran unos colegiales. Habían trazado con todo detalle el plan de la excursión, se hicieron rizar el pelo especialmente para ese acontecimiento, e incluso robaron flores para regalárselas a las chicas. Pero cuando llegaron al burdel Frédéric se puso nervioso, y los dos huyeron corriendo de ahí. Así fue el mejor día de sus vidas. ¿No será que la forma más segura de placer, nos dice implícitamente Flaubert, es el placer de la ilusión? ¿Acaso hay alguien que necesite irrumpir en el desolado desván del cumplimiento?


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales

Mi foto
Tarde o temprano, la vida te lleva —o te obliga, más bien— a ir dejando por el camino un sinfín de equipaje. Lo que crees, piensas, sientes, percibes... siempre tiene caducidad. Y yo, simplemente, quiero ir cada vez más ligera. Si no es mucho pedir.

Seguidores